Este artículo es un trabajo de investigación realizado por la alumna Raquel Campos.
El establecimiento del sistema de la Restauración y la llegada de la nueva Constitución en 1876, supuso la apertura restringida de muchas libertades, hasta entonces no tenidas en cuenta en constituciones anteriores, permitiendo la posibilidad real de asociación, y en consecuencia, la creación de nuevos partidos políticos que llegarían a desestabilizar el hasta entonces regular monopolio político bipartidista. La posibilidad de asociación en España coincidió con un momento en que una serie de ideologías obreristas habían dado fruto y se habían asociado en Europa, buscando la unidad de acción contra el estado burgués o incluso absolutista. Las dos principales tendencias fueron el socialismo y el anarquismo, que triunfó en el medio rural, fundamentalmente en Andalucía, pero sobretodo en incipientes núcleos urbanos industriales como Cataluña, entonces una ciudad industrial y proletaria donde triunfaba el republicanismo federal, y Valencia.
El anarquismo inició la creación de plataformas políticas y de acción sindical a partir de los años 80. Buscaba la abolición de la explotación y de la opresión del trabajador, pretendiendo abolir la propiedad individual y el Estado y el Gobierno. El anarquismo siempre buscó la inestabilidad del Estado y la revolución espontánea, sin embargo, aunque en un principio se intentó conseguir a través del colapso y la paralización económica e industrial del país a través de huelgas generales, finalmente derivó, por parte de los sectores más radicalizados, en una actuación que buscaba una descomposición del Régimen de la Restauración con mayor rapidez, a través de, en un primer momento, atentados selectivos, magnicidios, contra dirigentes y representantes del sistema, y finalmente altercados y actos terroristas contra grupos sociales indiscriminadamente.
El año de 1893 había supuesto un año especialmente trágico para los barceloneses. Durante este año la ciudad había sufrido el estallido de 14 bombas. Sin embargo, no sería hasta noviembre, cuando tuvo lugar el atentado en el liceo de Barcelona (en el cual murieron 22 personas y hubo decenas de heridos), cuando las autoridades comprendiesen la necesidad de que el Estado cobrase de nuevo la seguridad perdida y la necesidad de llevar a cabo una represión absoluta y severas sentencias contra la minoría anarquista perturbadora y violenta. Sin embargo, este atentado supuso el inicio de una progresión de conspiraciones que se basaron en la violencia y se extendieron por el resto de regiones de toda España, y que, a lo largo de los años, se cobró la vida de varios jefes de gobierno. Sin embargo, la consecuencia más relevante, no solo de este atentado, sino de sus predecesores, y de la oleada de atentados posteriores, fue el hecho de que se empezase a poner nombre a un fenómeno hasta entonces desconocido, el terrorismo.
Con atentados como el del Liceo de Barcelona se ponía de manifiesto el hecho de que el terrorismo revolucionario que un grupo minoritario de anarquistas, partidarios del sabotaje y de la acción directa, practicaba en Europa como medio de acción política, se había instalado en Cataluña, y poco a poco se iría instalando en el resto de España. El atentado más grave hasta el atentado en el liceo de Barcelona, había sido el intento frustrado de asesinar al capitán general de Cataluña,
Arsenio Martínez Campos, mano militar de
Cánovas durante el sistema de la Restauración. El autor de este intento de asesinato, el anarquista
Paulino Pallás, fue detenido, juzgado y finalmente condenado a muerte. Este anarquista anunció, ante el pelotón de fusilamiento, ante sus ejecutores, una venganza violenta.
EL ATENTADO
El atentado en el Liceo tuvo lugar la noche del 7 de noviembre de 1893, durante la representación del segundo acto de la ópera de estreno de
Verdi: “
Guillermo Tell”. Esa noche se iniciaba la temporada en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, escenario predilecto de la burguesía de la época. La noticia del atentado sería recibida con indignación, sorpresa y miedo, y descrita por los periódicos como una continuación de la barbarie criminal que azotaba España, en la que la inseguridad comenzaba a aterrar a los ciudadanos, que veían como su hacienda y vida, ya fuesen ricos o pobres, no contaban con seguridad, y ambas se hallaban a merced de los fanáticos asesinos.
Telegrama del periodista informador del periódico LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA, enviado a las once y 10 minutos del 7 de noviembre de 1893: «Horrible atentado en el Liceo. — Representábase segundo acto Guillermo Tell. —Arrojaron bomba á la platea. — Hay muertos, heridos. —Consternación».
Periódico La correspondencia de España, miércoles ocho de noviembre de 1893.
La información aportada por el ministro de Gobernación fue que, mientras se representaba el segundo acto de la obra, fueron arrojadas a la platea, por su parte central, dos bombas explosivas, de las denominadas de Orsini, de las cuales, solo una estalló. Ésta, cargada con dinamita y clavos, fue lanzada desde el paraíso y provocó la muerte prácticamente en el acto de quince personas, nueve mujeres y seis hombres, muriendo uno de ellos en la casa de socorro debido a su grave estado. Además hubo gran número de heridos, en su mayoría leves (aunque tres de ellos tan graves que fallecerían antes de llegar a la Casa de Socorro), e incluso resultaron heridos espectadores que se hallaban en palcos y galerías, llegando los proyectiles de la bomba hasta el quinto piso. Las butacas de las filas 12, 13 y 14 (estallando la bomba en esta última, cerca del pasillo central) resultaron destrozadas. Los heridos, buen número de ellos con heridas muy graves, fueron trasladados en camillas a la Casa de Socorro y al Hospital, aunque muchos de ellos comenzaron a ser curados en el improvisado hospital en que se había convertido el liceo. Todos los muertos y afectados, como se anunció en publicaciones de diarios posteriores, pertenecían a la sociedad barcelonesa más distinguida.
Más tarde las autoridades de Barcelona comunicarían el ascenso a dieciocho muertos, aunque finalmente acabarían siendo veintidós los muertos, y comunicarían la imposibilidad de apreciar en aquellos primeros momentos el abundante número de heridos, que acabarían ascendiendo a algo más de una cincuentena. Afortunadamente, el número de víctimas no se vio incrementado por huidas precipitadas ante el pánico por el sonido de la explosión y por las horribles escenas de muertos y heridos tras el estallido o por la gran concurrencia debido al estreno, pues las autoridades y los propios asistentes impidieron fugas desordenadas. Sin embargo hubo momentos de gran colapso en los que la gente que intentaba huir del teatro se topaba con la que intentaba entrar en busca de sus familiares o amigos pese a que las autoridades trataron de impedir salidas masivas.
Periódico El Liberal, jueves 9 de noviembre 1893.
En los primeros momentos no fueron publicados los nombres de las víctimas mortales ante la posibilidad de errores en los apellidos y ante la falta de datos, aunque sí se sabía que, entre los muertos había un alemán, un familiar de un relevante periodista barcelonés, y, probablemente, cinco miembros de una misma familia. Se hallaban también en el teatro, pero no resultaron heridos, el gobernador de la provincia y el alcalde. El general
Martínez Campos, quien había sufrido un atentado (en el que sólo resultó herido levemente) contra su persona en septiembre del mismo año por parte del anarquista
Paulino Pallás, no se hallaba en el liceo, por lo que no se trataba de un atentado selectivo. Esto evidenciaba la nueva estrategia anarquista de atacar de forma indiscriminada, aunque en contra de las clases más selectas de la sociedad, en una búsqueda de anticipar el desmoronamiento del Estado y la llegada de una revolución espontánea.
En cuanto a la 2ª bomba, esta fue depositada por un individuo bajo una fila de butacas y no llegó a estallar, hallándose intacta. Se dedujo que fue dejada allí por alguien para hacerla estallar posteriormente al no poder explicarse cómo, si supuestamente se lanzó desde la altura de los palcos, no estalló. Fue incautada por el Juzgado de guardia. Posteriormente se anunciaría la aparición de otras dos bombas no estalladas entre los escombros.
La bomba de Orsini, diseñada en 1857 por el anarquista italiano Felice Orsini, fue el arma predilecta de los anarquistas de finales del siglo XIX y principios del XX para cometer sus atentados. Se trata de una granada esférica, erizada de detonadores, que se activa por contacto, por lo que resultaba muy inestable, careciendo de espoleta u otro dispositivo de tiempo. Dentro de la esfera podía haber diferentes explosivos o cualquier tipo de metralla. El atentado del Liceo de Barcelona o el de Mateo Morral son dos de las veces en que esta bomba fue utilizada en España.
A pesar de que pudo ser fácil para los criminales escapar tras la aglomerada salida, los agentes subieron al paraíso para detener al culpable y otros se dirigieron a las puertas para contener a la multitud. Fue detenido el que parece ser que depositó la bomba que no estalló, acusado por algunos espectadores, y además, también fueron arrestados otros dos sospechosos anarquistas que se encontraban en los palcos de arriba. Los tres eran conocidos por sus ideas anarquistas y fueron incomunicados tras su declaración. Entre ellos se encontraba un italiano anarquista, que aparece con diferente nombre en varios periódicos
Alberto Soldani o
Mauricio Toldani (pues usaba nombre falso), del que se sospechaba que había llevado al teatro las bombas, pues llevaba consigo un pañuelo lleno de agujeros, que se suponían hechos por los explosivos. Posteriormente también hubo otros muchos detenidos como
Juan Aragón o
Bautista Berrera, detenido anteriormente por la explosión de dinamita ocurrida en la plaza Real y representante de los anarquistas catalanes en los Congresos de Madrid y Jaén.
Tras el atentado y el posterior reconocimiento de daños y de si el edificio reunía las condiciones de seguridad necesarias tras la explosión, desde el ministerio, donde tuvo lugar una larga conferencia entre el gobernador de Barcelona y el ministro de gobernación
López Puigcerver (quien durante el atentado se encontraba en el Teatro Real de Madrid y a quien se informó de lo sucedido y de las medidas tomadas para detener a los supuestos cómplices), se ordenó la detención de renombrados agitadores y anarquistas, y el inicio de los registros domiciliarios. Se arrestaron posteriormente otros siete anarquistas sospechosos de guardar relación con los causantes del atentado.
En los primeros días, hubo gente que afirmaba la pertenencia de los autores del crimen a una Sociedad anarquista, a la cual también había pertenecido
Paulino Pallás, fundamentándose en el hecho de que las bombas empleadas en el liceo eran las mismas que las utilizadas por
Pallás en el atentado de la Gran Vía. Tras el arresto del que sería ejecutor del crimen, meses después, este confirmaría en sus declaraciones que habría llevado a cabo el acto terrorista en busca de la venganza por
Pallás.
El Consejo se reunió rápidamente para ocuparse de la cuestión anarquista tras los sucesos de Barcelona. Los ministros reconocieron la necesidad de proceder con severidad en la represión de la propaganda por el hecho, el desarrollo y la manifestación del anarquismo. Como medidas, el ministro de la Gobernación quedó encargado de dirigir a los gobernadores una circular que anunciase la expulsión del territorio español de los extranjeros conocidamente anarquistas, y la aplicación de los procedimientos más severos, compatibles con las leyes, para los españoles que llevasen a cabo acciones anarquistas.
Los detenidos, hasta el arresto del que se cree que fue el autor directo del atentado, la mano que lanzó las bombas (probablemente ayudada en su plan terrorista por coautores anarquistas implicados en el atentado), fueron innumerables. Según las autoridades, el atentado se planeó en un establecimiento de la calle de la Diputación, de Barcelona, donde se reunían los integrantes del grupo Benvenuto. Fueron detenidos entre otros:
Ruggiero,
Codina,
Cerezuela,
Bernat,
Sogas,
Ars,
Fontanals,
Mir,
Aragó,
Sabat,
Fritós,
Bernard, Navarro,
Vacherini y
Miralles. También se llegaría a arrestar al dueño del local. Serían trasladados al castillo de Montjuich, donde, finalmente, y si bien no llegaron a recabarse las suficientes pruebas,
Codina, que junto con otros anarquistas trató de suicidarse durante su estancia en este cuartel,
Cerezuela,
Sogas,
Ars Pelat,
Bernat,
Sabat fueron fusilados el 21 de mayo.
Codina, un famoso anarquista entre los de su ideología, tras ser detenido, declaró ante la Guardia civil que él había sido el fabricante de las bombas y el autor de su lanzamiento. Sin embargo posteriores declaraciones en las que se contradecía, y la falta de comprobación de detalles, hicieron que se le considerase coautor del delito. Se emprendió entonces la búsqueda de S
antiago Salvador Franch, acusado por varios anarquistas como principal ejecutor del crimen. Según se hizo público durante la busca del anarquista,
Salvador Franch había salido de Barcelona acompañado de
Cerezuela y de
Codina, quienes se dirigieron á Barbastro, donde se separarían.
Cerezuela regresó a su pueblo en busca del amparo de su familia, intentando reconciliarse con su padre sin conseguirlo. Salvador visitó diferentes poblaciones de Aragón hasta el 22 de Diciembre, cuando se dirigió a su pueblo. Allí, recibió el asilo de
Antonio Alfaro, que le hospedó, protegió y ayudó en su huída. El 24 de diciembre, de madrugada, salió del pueblo, dirigiéndose, por caminos extraviados y poco transitados, al pueblo de Híjar, donde se reencontró con su amigo
Manuel Mencías, a quien confesó sus planes de huir a Francia debido a su persecución por las autoridades. Se dirigió entonces a Teruel, donde el gobernador recibió la noticia de su paradero. Sin embargo, su detención no fue inmediata, pues
Salvador salió con dirección a Zaragoza, donde finalmente fue detenido el 2 de enero de 1894. Tras su detención, se planeó su traslado a Barcelona para ponerlo a disposición del juez instructor del caso, sin embargo su traslado tuvo que prorrogarse debido al estado grave en que se hallaba tras haberse disparado a sí mismo una bala en el vientre antes de ser arrestado, con la intención de suicidarse. Durante el tiempo de su arresto Santiago mostró su gran repulsión y adversidad hacia la burguesía y su defensa de la necesidad de acabar con la sociedad acomodada. Nunca se mostró arrepentido por el crimen que había realizado y se mostró tranquilo en todo momento, alegando que no le importaba morir, sin aceptar recibir auxilios espirituales.
El juicio contra
Santiago Salvador se llevó a cabo el 11 de julio del 94, junto a Prats y Alfaro, a quienes las autoridades consideraban cómplices, pero que en sus declaraciones alegaron ignorar el crimen que Salvador había cometido y que, si lo hubieran sabido no le hubiesen ofrecido hospitalidad.
Según sus declaraciones, en las que se mostró arrogante, satisfecho por el terror que vio en las caras de los burgueses contra los que atentó, unas declaraciones en las que buscó hacer propaganda de su causa, aseguró que las bombas se las había entregado el anarquista Cerezuela, que él las había escondido en un baúl de su casa, y que él mismo las había lanzado desde el segundo piso, lo que sugeriría que el no estallar una de las bombas se debería a defectos de fabricación. No tomó asiento en el paraíso sino que permaneció en el pasillo, esperando el momento oportuno, momento en que pudiese causar el mayor número de muertes y los mayores estragos, para sentarse en la galería, durante el segundo acto, sacar las bombas, lanzarlas y huir entre el gentío. En todas sus declaraciones dio detalles minuciosos sobre lo ocurrido, y asumió toda la responsabilidad, confiando en que sus compañeros presos fueran puestos en libertad al declararse él único autor del atentado.
La acusación del fiscal fue el sobreseimiento libre para Prast y Alfaro, al no existir indicios lo suficientemente claros que probasen su implicación directa en el crimen, y para Santiago Salvador, al que se le acusó finalmente de 22 asesinatos, otras 22 tentativas, 11 lesiones graves, 11 menos graves y tres leves, se le atribuyó la pena de muerte. El tribunal de derecho condenó finalmente a Salvador a muerte en garrote, a cuatrocientos ochenta y seis años de presidio y a varias indemnizaciones de 25000 pesetas a varias familias de las víctimas. Salvador escuchó su sentencia sin que su rostro perdiera la impasibilidad que había conservado durante el juicio, aunque con menos exaltación que anteriormente.
Finalmente,
Santiago Salvador fue ejecutado por proceso de garrote vil públicamente en Barcelona, el 21 de noviembre de 1894.
El Liceo estuvo cerrado por los destrozos y tardó meses en iniciar nuevamente su temporada; después de la apertura del teatro y el inicio de las representaciones y durante mucho tiempo, en recuerdo de los fallecidos, se mantuvieron vacías las butacas donde explotó la bomba.
Periódico EL DÍA, 8 de noviembre de 1893:
“Teatro Moderno: En señal de duelo por la terrible catástrofe ocurrida anoche en el Liceo de Barcelona, la empresa del teatro Moderno ha dispuesto suspender la función anunciada para esta noche.”
BIBLIOGRAFÍA
-Apuntes de clase y libro de texto
-Hemeroteca digital, algunos enlaces:
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0000582042&page=2&search=liceo+atentado+anarquismo+Santiago+Salvador+%C3%B3pera+Catalu%C3%B1a+gran+teatro+bombas+orsini+muertos+butacas&lang=es
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0000384564&page=3&search=liceo+atentado+anarquismo+Santiago+Salvador+%C3%B3pera+Catalu%C3%B1a+gran+teatro+bombas+orsini+muertos+butacas&lang=es
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0002339148&page=1&search=liceo+atentado+anarquismo+Santiago+Salvador+%C3%B3pera+Catalu%C3%B1a+gran+teatro+bombas+orsini+muertos+butacas&lang=es
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0000175064&page=1&search=liceo+atentado+anarquismo+Santiago+Salvador+%C3%B3pera+Catalu%C3%B1a+gran+teatro+bombas+orsini+muertos+butacas&lang=es
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0000595681&page=2&search=atentado+liceo+Santiago+Salvador+ejecutado+juicio&lang=es
-Periódico la vanguardia:
http://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20131107/54392762387/liceu-bomba-atentado-anarquismo-santiago-salvador.html
-ENCICLOPEDIA DEL ANARQUISMO ESPAÑOL:
https://issuu.com/skateraw/docs/enciclopedia-del-anarquismo-espanol-parte-5/59
Por último, recomiendo mucho este documental, muy representativo y que ayuda a aclarar los sucesos del atentado, sus causas…
La Bomba del Liceo (2010) from
Jauría Indómita on
Vimeo.