Este artículo es un trabajo de investigación realizado por la alumna Arianna Lucas. En él se intenta encontrar las relaciones entre dos intelectuales y políticos que fueron muy relevantes durante la Segunda República, Manuel Azaña y Salvador de Madariaga. Sus encuentros y desencuentros en política exterior. Utiliza para ello fuentes primarias (diarios de Azaña) y secundarias (textos académicos). Las fotografías, así como los pies de foto, que ilustran este artículo las aporta este profesor que lo introduce.
En obras como Diarios completos y Discursos políticos de Manuel Azaña, éste expresa de manera honesta su opinión sobre la diplomacia española durante la segunda república, una política exterior en la que destaca el personaje de Salvador de Madariaga. Al comienzo muestra una gran confianza en él, ya que el mismo Azaña le nombró para que Madariaga empezase a tomar acción fuera de España para representar al país. Sin embargo, poco a poco Azaña se decepciona de las acciones del pacifista Madariaga. Esta breve investigación tiene como objetivo ver esta evolución en la relación entre ambos.
1. El comienzo de la carrera diplomática de Madariaga.
Salvador de Madariaga estudió de pequeño en Francia, volvió a España en 1911 trabajando como ingeniero ferroviario y a su vez comenzó a escribir sobre política y literatura. En 1921 Madariaga conseguía un puesto en la Sociedad de Naciones donde trabajó principalmente como director en la oficina de desarme hasta 1927. El mundo en este momento le llamaba “El más europeo de los españoles” (de Madariaga, M. R. 2009).
Madariaga en una imagen idealizada tal y como se le veía en esa década de los años veinte, un hombre cosmopolita y vanguardista. Caricatura del catalán Emilio Ferrer. |
En mayo de 1931 fue nombrado embajador de Washington por el gobierno azañista. Madariaga era reconocido por su actitud pacifista, por ello entró en la delegación española ante la Sociedad de Naciones porque quería lograr una paz mundial. Esto es lo que le llamaba la atención a Azaña, ya que respecto a política exterior que él pretendía implementar en España era de una pacifista.
Salvador de Madariaga, en la fotografía posando como embajador en Estados Unidos, 1931. |
Por lo que España estaba muy a favor de la SdN (de Madariaga, M. R. 2009).
También los artículos pacifistas de la Constitución republicana española tenían como origen la influencia de Salvador de Madariaga.
2. El Incidente de Manchuria
Delegados españoles para la Asamblea de la Sociedad de Naciones en 1931. |
El 6 de noviembre Madariaga se quejó sobre las dificultades lingüísticas de Lerroux a Azaña:
"Madariaga insiste en que se necesitaban lingüistas para ir a las comisiones de Ginebra. Me cita varios nombres de diputados. Resulta que todos ellos visten bien; en lo que veo un argumento diplomático."
Aunque Azaña confiaba plenamente en las labores diplomáticas de Madariaga, a partir de enero de 1932 empezó a tomar distancia de él. El 17 de enero de 1932 en un banquete organizado por la Embajada inglesa llegaron a los oídos de Azaña opiniones y críticas muy negativas sobre el representante español en la Sociedad de Naciones. Especialmente, obtuvo estas críticas al conversar con Ramón Pérez de Ayala, en ese momento embajador en Londres. Diciendo que estaba actuando como alguien sumamente engreído que tenía como objetivo hacerse dar importancia en Madrid a partir de sus acciones en Ginebra. A raíz de esta impactante conversación, Azaña comenzó a vigilar con mayor cuidado las acciones del representante español (Azaña, M. 2021).
En las anotaciones del diario de Azaña del 19 de marzo de 1932 se manifiesta esta desconfianza hacia Madariaga. Allí comenta que Madariaga quiere sancionar a Japón, además de hacer protesta de la ruptura del pacto pacifista. Su discurso ante las Liga de las Naciones es altamente criticado por las grandes potencias occidentales (Francia e Inglaterra). Ambas no querían tener más problemas con Japón, que se había convertido en otra gran y peligrosa potencia, y dudaban bastante a la hora de imponer sanciones contra Japón (de Madariaga, S. 1977). Azaña quería lograr una buena relación con estas potencias occidentales y evitar a toda costa destacar y tener problemas en política exterior. Madariaga no contribuía a estos deseos. En sus diarios, Azaña escribió los siguiente sobre este aspecto tras su reunión con Luis de Zulueta, ministro de exteriores que sustituyó a Lerroux desde diciembre de 1931:
"Madariaga no quiere estar en París, sino en Ginebra. Zulueta cree que Madariaga se olvida a veces, en la Sociedad de Naciones, de que representa a nuestro país, y procede como un “intelectual”. […] Zulueta estima que España no puede hacer una política demasiado idealista, y combatir con la Inglaterra en la Asamblea por defender a China (Azaña, M. 2021)."
Aún así, el representante español continuó con su cometido y consiguió el 19 de abril que aprobara la propuesta de suministro de armas a China. Esta beligerancia en el asunto de Manchuria dio lugar al sobrenombre que adquirió Madariaga de "Don Quijote de la Manchuria". Manuel Azaña se hace eco del sobrenombre y difiere del idealismo de Madariaga y de su posicionamiento prochino:
"Madariaga toma posiciones quijotescas en favor de China, que nos indisponen con el Japón, […]. De todos modos, no se enviarán las armas, y en lo de Ginebra se recomienda la prudencia (Azaña, M. 2021)."
La discrepancia de Azaña con su embajador se incrementó a medida que el conflicto de Manchuria avanzaba. El gobierno japonés estaba realmente enfadado y aún más tras un discurso que dio Madariaga el 7 de diciembre de 1932. Zulueta estaba asustado por la situación y se lo comentó a Azaña, quien escribió lo siguiente en sus diarios al día siguiente:
"En el Consejo hemos hablado principalmente de lo que ha hecho Madariaga en Ginebra. Ayer ha pronunciado un discurso, cuyo texto no conocía el ministro de Estado, acerca de la cuestión de Manchuria. En él juzga duramente la conducta del Japón, y llega a decir que el Japón actual no corresponde con el Japón histórico, que todos amamos y respetamos. Ya antes de que Madariaga pronunciase este discurso, habíamos recibido un despacho del embajador de España en Tokio diciendo que en las “esferas oficiales” se hacen fuertes censuras a la conducta de Madariaga en Ginebra, que puede ser dañosa a la buena amistad de los dos países."
"si se tratase del portavoz o apóstol de la SdN, se olvida de que las palabras que salen de su boca salen a su vez de la de España. Es correcto llevar una política y moral elevada, pero hay límites, extremos que a España únicamente le llevan a conflictos por cuestiones que no se encuentran en los intereses de España (Azaña, M. 2012)".
3. Después del Incidente de Manchuria
Tras las reuniones centradas en el Incidente de Manchuria, ambos se dieron cuenta (Madariaga y Azaña) de la ineficacia de la Sociedad de Naciones. Sin embargo, esto no cambió la percepción que había obtenido Azaña tras lo ocurrido en Ginebra. En una entrevista con el ensayista francés Ángel Marvaud. Quien le preguntó sobre la gestión de Salvador de Madariaga en Ginebra a lo que este contestó: ¨Sería mucho más eficaz, si estuviese apoyada por una poderosa escuadra¨. E insinuó que las acciones idealistas de Madariaga deberían haberse rebajado con un golpe de realismo (Bando, S. 2014).
Conclusión
La relación de Manuel Azaña y Salvador de Madariaga comienza con un gran voto de confianza por parte de Azaña, quien confía en sus aptitudes obtenidas en Washington para convertirlo en representante español para el conflicto de Manchuria. Sin embargo, poco a poco Azaña se da cuenta de que ambos son totalmente incompatibles. Más que todo por las acciones imprudentes, según Azaña, de Madariaga. Acciones que son representativas del país español. Esto empeora con el tiempo, donde el mismo Azaña le pone un mote a Madariaga por sus acciones extremadamente pacíficas con un aparente objetivo que se podría tachar de egoísta.
Al comienzo Azaña se guarda este rencor. No obstante, posteriormente no le importa hacer públicos estos sentimientos e incluso, como se ha mencionado anteriormente, transmite mediante entrevistas su desagrado.
Bibliografía
Azaña, M. (2021). Diarios completos.
Azaña, M. (2012). Discursos políticos. Barcelona. Edición Santos Juliá.
Bando, S. (2014). Actas del II congreso Ibero-Asiático de hispanistas ( Kioto, 2013).
de Madariaga, M. R. (2009). Salvador de Madariaga y la política exterior española
de Madariaga, S. (1977). Memorias (1921-1936) Amanecer sin mediodía. Madrid, Edición Espasa-Calpe, S.A.
Neila Hernández, J. L. (2010). La política exterior de la España republicana.
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